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Oración ante el Pesebre Familiar

Reunidos como familia, aunque no estemos todos o personalmente asumiendo la representación de los que no se acercan pero están a su manera, hoy venimos a pedirles que nos reflejen lo que queremos ser y a veces no nos sale.

Con la confianza que nos da la ternura del Dios que se pone en nuestras manos, que no se asusta del pesebre sucio y frío nos animamos a ofrecerles este espacio en nuestra casa para encontrarnos, para hablar, escuchar y celebrar.

Ustedes nos verán en estos días apurados, cansados, sonrientes, tristes y hasta distraídos. Verán el ritmo de nuestro hogar que es signo de vida pero no nos crean indiferentes ante la presencia de este pesebre.

Seguramente serán los niños (los de esta casa y/o los que nos visiten) los primeros asombrados por ustedes. Seguramente vendrán acompañados de los abuelos. Querrán mirar y hasta jugar. Preguntarán y nos darán la oportunidad de contar en formato cuento lo lindo que es dejarse amar.

Los adultos, los serios, los responsables, tal vez no nos detengamos demasiado por acá, pero sepan que aunque no nos salga del todo intentaremos rezar un poco acá y un poco allá en nuestros hermanos.

No se asusten de nuestras mascotas que husmeando y curioseando también se acercarán. Y aunque torpemente puedan llegar a alterar el decorado o sus imágenes, sepan que a su manera ellas también quieren estar…

Por todo esto, queremos que ustedes se sientan en su casa y de paso nos ayuden  

Estrella de Belén: ayudanos cada día a ser anuncio y señal  de esperanza en lo poco o mucho que hagamos.

Santos Ángeles: ayúdennos a convencernos que podemos ser portadores de la gloria de Dios, transmitiendo la paz a los hombres de buena voluntad.

Ovejitas: ayúdennos a confiar en los que nos cuidan y nos quieren de verdad.

Vaca y burro: muéstrennos cómo se puede dar calor de vida y abrigo desde el humilde lugar que ocupamos.

Santos Reyes Magos: enséñennos a no desesperarnos cuando no encontramos a Jesús en nuestras vidas y a entender y recibir a los que lo buscan y llegan a Dios por otros caminos diferentes a los nuestros…

San José convidanos tu fidelidad y tu amor inclaudicable de papá y esposo, que no se desespera cuando después de tanto esfuerzo el pesebre es lo mejor que puede ofrecer a Dios.

Mamá María ayudanos a dar nuestro sí con alegría, a confiar, y a convidar y compartir el Jesús que te fue dado, del que sos Madre pero no te sentís dueña ni lo privatizaste.

Niñito Jesús ayudanos a ser humanos, a no avergonzarnos de nuestros pañales sucios ni a reconocer que lo necesitamos todo…

Como ven, queridas imágenes de este pesebre… los necesitamos pero sobre todo nos alegramos que en estos días ustedes nos recuerden gozosamente que nuestros dolores pueden ser consolados, nuestras alegrías pueden se amasadas para compartirlas  y nuestras acciones encaminadas, para servir y amar cada día de nuestras vidas.

Bendígannos

AMÉN

P. Humbi SJ


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