Déjame sentir tus manos curtidas por curar el cuerpo
y alma de hermanos que en tu camino encontrabas.
Déjame experimentar tu dolor por dar hasta morir.
Déjame ver el mundo a través de tus ojos, que vieron
mas allá y alcanzaron lo mas profundo.
No quiero nada que a esta tierra me ate, nada que me
impida volar hacia la libertad del espíritu. Solo quiero
la vida para gritar Su Nombre al viento y al
horizonte del camino.
Peregrina incansable, que recorriste los
polvorientos caminos de la vida, que bien sabes
de llagas dolorosas, pero de espíritu desbordante
de amor, te abrazo con mi alma ardiente
de seguir tus huellas.
