El emprendedurismo es la capacidad de idear, gestionar y llevar a cabo proyectos, transformando ideas en productos, servicios y negocios. Este concepto también hace referencia a la iniciativa para sugerir e implementar cambios en empresas ya existentes.
Inquieta y apasionada por el arte y el diseño, María de los Ángeles Pavón logró descubrir un rubro que hoy es sostén para ella y su familia. Salió de su zona de confort, se reinventó en pandemia y sorteó una inundación para llegar a su meta.
Mi nombre es María de Los Ángeles Pavón Figueredo, tengo 29 años. Nací en la ciudad de Fernando de La Mora y actualmente vivo en Capiatá. Soy la segunda de cuatro hermanos e hija orgullosa de mis padres.
Soy mamá de un nene precioso de 4 años de nombre Fabián Roberto, y estoy comprometida con un hombre maravilloso, Gustavo Fabián. Soy técnica superior en Diseño de Indumentaria del Centro Tecnológico de Avanzada Paraguay-Corea y también una emprendedora apasionada por todo el mundo creativo.
Me gradué en el 2012 del Colegio de EMD Dr. Fernando de la Mora, con el título de bachiller técnico en Diseño Gráfico y Publicidad. Recuerdo que elegí esa tecnicatura porque, como la mayoría de los creativos, estaba tratando de huir de las matemáticas… Desde el momento en que utilicé por primera vez un programa de diseño, ya supe que me encantaba ese mundo que combinaba la tecnología con la creatividad.
Aunque era algo que me llamaba muchísimo la atención, no era suficiente para mí, porque nuestra profe de Diseño siempre nos dejó en claro: “El diseño gráfico no es arte”, y yo quería hacer arte…
En el 2014 se me ocurrió estudiar algún idioma y empecé a buscar cursos o instituciones en donde aprender. Llegué hasta el SNPP de San Lorenzo, recuerdo que fui con mis padres, que me acompañaban a todos lados siempre que podían. Me inscribí en un curso de secretariado porque no había cursos de idiomas en ese momento.
En el tiempo que estudié en el SNPP, le conocí al que hoy es mi prometido, el amor de mi vida y el papá de mi hijo. Gustavo tiene un lugar demasiado importante en mi testimonio, ya que él es quien me ayudó a cumplir todos mis sueños desde que nos conocimos. Yo seguía trabajando en lugares donde no duraba mucho, quizás porque Dios ya sabía que mi lugar no estaba en ese tipo de trabajos.
En el 2017, ingresé a la tecnicatura de Diseño de Indumentaria en el CTA, y otra vez me fascinó todo el mundo de la moda, nunca me imaginé que me iba a gustar tanto la costura y el diseño. Durante el último año de la tecnicatura (2018), empecé un emprendimiento chiquito de peluches en fieltro al que llamé TOTI (apodo que me pusieron mis padres desde chiquita), ese fue el comienzo de mi amor hacia el emprendedurismo, ni me daba cuenta de que lo que estaba haciendo iba a ser mi escuelita para lo que hoy es mi forma de ganarme la vida. Mi futuro esposo me compró mi primera máquina de coser y pude agilizar la producción de mi pequeño negocio.
En el 2019, recibí mi título esperanzada por conseguir el trabajo de mis sueños, pero como muchos, me di cuenta de que en nuestro país tener un título no es de mucha ayuda si no viene acompañado de algún padrinaje. En ese momento nos llegó la noticia más hermosa, estaba embarazada, disfruté a pleno de mi embarazo exactamente tres meses, en el 2020 llegó la pandemia y todo se puso en pausa. Durante la cuarentena y el encierro total, también surgieron oportunidades para muchos, para mí, fue el comienzo de un segundo emprendimiento, comencé a hacer mis propios tapabocas de tela con filtro y fueron un éxito.
En agosto del 2020, nació mi príncipe azul, y mi vida, que ya estaba cambiando drásticamente con la cuarentena, volvió a dar un giro completo. Me mudé a vivir con mi pareja y dejé de trabajar completamente durante un año para dedicarme de lleno a la maternidad. A fines del 2021, decidimos dejar de lado la costura y crear otro emprendimiento: la sublimación.
SUEÑOS AL AGUA
Queríamos tomar más en serio el negocio, así que creamos nuestra pequeña empresa llamada JARYI, que se fundó oficialmente el 2 de diciembre de 2021. Gustavo se hizo cargo de todos los gastos necesarios y nos equipamos con todo, pero nuestra suerte aquella vez no duró mucho, ya que una mañana de marzo del 2022, después de una de las tormentas más fuertes de ese año, nos encontramos con que la lluvia inundó nuestro local, nuestras máquinas estaban completamente mojadas, y sabíamos que ese era el fin de la sublimación para nosotros, ya que costear los gastos de reparación y además pagar el alquiler del local, iba a ser imposible con los ahorros que teníamos.
SALIENDO A FLOTE
Por gracia de Dios en ese entonces, también empecé a pintar y personalizar guampas de palo santo, así que ese fue mi bote salvavidas, se convirtió en el producto estrella en muy poco tiempo.
En el 2023, tuve la oportunidad de participar en dos concursos de capital semilla para emprendimientos, en uno de los cuales, gané un capital que me permitió equiparme con máquinas, insumos y un nuevo producto que fue la resina, para ese entonces JARYI ya era parte de mi día a día y me desafiaba cada vez más a crear nuevos productos.
La resina me permitió ver un lado de mí que no sabía que tenía, la paciencia, ya que es un producto químico que conlleva un proceso largo para su terminación, un rubro hermoso y muy amplio, que todavía estoy explorando. Sin embargo, yo seguía buscando más, quería ser pionera o por lo menos una de las primeras en hacer algo innovador o desconocido en nuestro país, y así fue como descubrí la arcilla polimérica y nació la nueva imagen de JARYI Artesanías.
La bisutería en arcilla polimérica es algo muy nuevo en nuestro país, se trata de una masa maleable que al hornear se convierte en plástico resistente. Para iniciar en este mundo de la bisutería, hice dos cursos de modalidad virtual con instructoras de Australia y EEUU. Por si les interesa seguirme o ver lo que hago, pueden buscarme en Instagram como @jaryipy.
Le agradezco a Dios todos los días que no me haya hecho estar cómoda con los trabajos que tuve, y que me haya dado la oportunidad de trabajar en mi casa, haciendo lo que amo y me apasiona, rodeada de mis mejores amigos, mi hijo y mi compañero de vida.
Algo que quiero decirles a todos los padres que lean mi testimonio, es que escuchen a sus hijos y confíen en ellos, puede parecer terrorífico al principio, estoy segura de que mis padres estaban aterrados pensando en qué iba a hacer yo al final, pero nunca dudaron en apoyarme y alentarme a hacer lo que ellos ya sabían que era mi profesión y vocación. Tu hijo/a puede ser un futuro emprendedor y te va a necesitar siempre; no le cortes las alas antes de que se dé cuenta de que las tiene.
Empecé un emprendimiento con peluches en fieltro (…) ni me daba cuenta de que lo que estaba haciendo iba a ser mi escuelita para lo que hoy es mi forma de ganarme la vida.