Opinion

Bordando la vida

Creo que todos nos acostumbramos con facilidad a nuestros entornos y cuando estos cambian, nos generan más miedos que expectativas, hacia lo nuevo y positivo que pueda llegar.

En mis primeros años de escuela, fueron varios profesores los que me acompañaron y cada uno supo orientarme de la mejor manera, pero después de dos años con la profe Norma Liliana, hubo un cambio, yo estaba triste y nerviosa para ir a la escuela. Gracias a Dios, la profe Sonia, supo ganarse rápidamente nuestro corazón. Con ella aprendí a bordar; la profe nos enseñó a organizar la madeja en una trenza para evitar que se enredara, pero cuando se enredaba, nos enseñaba a desatar los nudos con paciencia y una oración: Jesús atado, Jesús desatado, ayúdame a desatar este nudo que está muy apretado. Siempre me funciona y cuando miro mis madejas, puedo confirmar que: lo que se aprende desde la práctica, no se olvida.

Me gustan los regalos únicos y con mis madejas he podido hacer muchos detalles que llevan algo de mí.

Mis madejas estuvieron guardadas por varios años, las he podido retomar en algunos momentos y hoy junto a ellas, bordando un nuevo regalo, me imagino que también Dios está bordando mi vida. Como un regalo, con cambios que me cuesta aceptar, con nudos difíciles de soltar, con personas bonitas, enseñándome en silencio la paciencia o con palabras la oración.

Ahora, estoy lista para lo nuevo, me sigue dando miedo, pero sé que voy a aprender grandes cosas para mi vida, que también serán regalo para los demás.

Cuéntame, ¿Cómo crees que Dios está bordando tu vida?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *