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Graciela Susana, la cantante que llevó el tango a Japón

Este martes murió Graciela Susana, la cantante argentina que triunfó con el tango en Japón. Tenía 71 años y luego de una exitosa carrera artística falleció en La Casa del Teatro, donde vivía.

“Luego de grabar 120 discos y de realizar más de 100 giras por todo el mundo, lo perdió todo: familia, dinero y trabajo”, contaba el periodista Gustavo Lladós en una nota en La Nación, en 2022.

Tuve gente al lado mío que me sacó todo, hasta mis hijos lo hicieron, aunque me cueste decirlo. El primero que me robó fue mi marido, pero eso no fue lo peor que hizo: me fajó desde que nos casamos y durante más de 10 años, hasta que me cansé y casi lo mato con una ensaladera de acero que le tiré directo a la cabeza”, confesaba Graciela en esa entrevista.

¿Quién fue Graciela Susana?

Graciela Susana en 2022. Ya vivía en La Casa del Teatro. Foto: YouTube.
Graciela Susana en 2022. Ya vivía en La Casa del Teatro. Foto: YouTube.

Graciela heredó el amor por la música de su padre, Ricardo Ernesto Ambrosio, cantante y pianista. Desde joven, su pasión la llevó a explorar géneros como el folclore, hasta que en los años ‘70, por recomendación de Mercedes Sosa, decidió volcarse completamente al tango.

En sus inicios formó un trío junto a su hermana Cristina y Hugo López, pero fue como solista que conquistó escenarios internacionales.

Murió Graciela Susana, la cantante que llevó el tango a Japón

Su gran oportunidad llegó de la mano del cantante japonés Yoichi Sugawara, quien, tras verla actuar en el emblemático Viejo Almacén, la llevó a Japón.

Allí, Graciela Susana marcó un hito al vender más de un millón de copias de su primer disco, consolidándose como embajadora del tango argentino.

Un éxito empañado por el drama personal

Aunque su carrera fue brillante, la vida personal de Graciela estuvo llena de desafíos. En una entrevista con La Nación en 2022, reveló los abusos que sufrió desde joven, incluyendo un matrimonio forzado a los 16 años con un hombre mayor que ejercía violencia física y psicológica.

“Tuve que ir a programas de televisión con la cara marcada. Sufrí golpes y maltratos que me dejaron cicatrices profundas”, confesó.

Además, vivió momentos de extrema dificultad económica, lo que la llevó a buscar refugio en la Casa del Teatro. A esto se sumaron la pérdida de su hermana y el distanciamiento de sus hijos.

Fuente: Ciudad Magazine