9 a

9. Lo valioso de la entrega cotidiana

Después de la Escuela de Verano, estuvimos reorganizando las actividades de cara a este 2025: analizando en qué parajes podíamos ofrecer apoyo escolar (tan necesario) y espacios de deportes, escuchando qué talleres de oficios querían las distintas comunidades, entre otras cosas. Se incorporó Valentín Marchi a nuestro equipo, así que también tuvimos que redistribuir los parajes que acompaña cada coordinación comunitaria. Y se sumaron por un año la Pochi y Marianela, desde el programa Enseñá por Argentina, que tienen a cargo diferentes grupos de apoyo escolar. El resto del equipo es prácticamente el mismo, con gente de Córdoba, Corrientes, Buenos Aires y Chaco. No es más valiosa la entrega de alguien que viene de afuera, sino que cada persona da todo lo que puede, más allá de los kilómetros que haya hecho para meterse monte adentro. Lo valioso es el trabajo cotidiano, la presencia, la escucha, el entusiasmo en una clase de apoyo escolar, de fútbol o de un oficio.

Llovió, finalmente. Después de tanta sequía, el agua nos dio un respiro durante casi dos semanas. Tuvimos que suspender el inicio de todas las actividades que arrancaban en abril. Hubo espacios que recién pudieron comenzar esta semana. En los parajes que acompaño, recién este jueves pudimos ir con el profe Nico al apoyo escolar. Algunos son en horario de clase y otros no. Empezamos en Aguacerito, donde hay 12 estudiantes de primaria. Ahí conocimos a Mati, de quinto grado, que se quebró el brazo con el que escribe, así que la maestra le habilitó una compu para que pueda mantenerse al día con sus tareas. Después fuimos a La Gloria, donde comimos empanadas y torta frita, porque -casualmente- llegamos en el horario del almuerzo. Y terminamos en Gramillar, donde a partir de este año nos juntamos en la casa de la familia Segovia, que nuclea a la mayoría de niñas y niños de ese paraje. Ahí pudimos gestionar la instalación de una antena de internet, gracias a Enseñá por Argentina. Esa comunidad ya puede conectarse en la escuela, gratuitamente. Puede hablar con sus familiares que están lejos, ver fotos y videos de su gente querida.

Este año ya no acompaño tan de cerca El Asustado y La Gerónima; Aguacerito y Boquerón (el paraje donde vivo durante la semana) son mis nuevos destinos. Ayer fui a la casa de Sole, que me invitó a la novena a san Expedito, que consiste en rezar durante 9 días, antes del día en que se conmemora al santo en cuestión. La constancia de la gente es admirable, la fe popular que llena de vida, momentos que generan un compartir. De lo más emocionante fue cuando Lauti, el hijo de Sole que tiene 9 años, guió una parte de la oración. Terminamos tomando un café y comiendo torta parrilla, hablando de los chanchos que tienen en esa casa, de la salud de la mamá de Sole (con quien vive), de otra familia a la que me sugirieron visitar. Esa experiencia cotidiana es la certeza de Dios padre y madre de misericordia en quien creo, que me sale al encuentro en lo ordinario y me recuerda que la vida es encontrarnos, nada más, nada menos.

“El que se entrega puede finalmente decir: Yo (también) soy porque soy amado y amo.
Yo soy porque recibo y a mi vez me entrego”, La casa en el puente, Cecilia Avenatti


Sitio independiente de noticias miradas y recursos compartidos