17 a

17. Tarda en llegar y al final, hay recompensa

(por Belu «Pochi» Rubio)

Así como cuando pasa la tormenta y vuelve el sol a salir radiante y cálido, siento este cierre de la primera mitad del año en el Chaco argentino. Fueron muchos los tropiezos, las caídas y las desorientaciones durante estos primeros meses. Hasta que, con mucha paciencia y confianza en el pulso del corazón y en el tiempo, todo empezó a aclarar. “Por fin siento que llegué”, me repito internamente. Después de cuatro meses de mi llegada real… Y los regalos son inmensos así como sutiles. Los empecé a poder ver ahí donde parecía que no había nada muy sobresaliente. Porque parte de toda esta experiencia chaqueña es hacerse de una percepción más sutil y sensible. No se trata de cosas grandilocuentes: en el monte, la simpleza es un aprendizaje y un regalo cotidiano.

Fue con esta onda expansiva que transité una semana más de apoyos escolares. Con los dos grupos de primaria seguimos aprendiendo los números y las letras. En Boquerón aprovechamos el buen clima para sacar las mesas y trabajar afuera, rodeados de monte. Así se siente más lindo hacer la tarea. Con este grupo cada día afinamos más nuestro ritmo: hacemos las tareas con mayor concentración y disfrutamos muchísimo los recreos, porque jugamos a la pelota, dibujamos, bajamos pomelos del árbol y charlamos. Por su parte, en Tacuruzal nos encontramos en el momento de mantener la llama prendida, trabajando fuertemente la constancia, la presencia, encuentro a encuentro.

Con los grupos de secundaria la llama está prendida. En Boquerón cada día se afianza más el grupo de jóvenes, con quienes esta semana repasamos mucho para la prueba de Tecnología. En Tacuruzal no tuvimos clase porque cayó el feriado del 9 de julio y descansamos (así todo, los chicos me hicieron saber que extrañaron su clase de apoyo, lo cual demuestra su compromiso con el espacio). Y en La Peligrosa seguimos haciendo crecer nuestro proyecto de cuidado del medio ambiente, paso a pasito. La acción de esta semana fue hacer carteles para concientizar a la comunidad sobre acciones que dañan la naturaleza, como por ejemplo: desmontar y tirar basura. Luego, los pusimos en la entrada del centro comunitario.

Para cerrar esta hermosa semana, el sábado tuvimos el segundo encuentro de Beca Joven Rural. Ahí nos encontramos jóvenes -con una asistencia muy alta-, tutoras, coordinadoras y profes para compartir una mañana a pura reflexión acerca de cómo transitamos esta primera mitad de año (dónde estámos bien, dónde toca fortalecer) y pensándonos de cara a la segunda mitad de año.

Gracias, monte, por regalarme el aprendizaje de que el tiempo todo lo acomoda, que la presión no es buena amiga de nadie y que paso a paso todo llega a buen puerto.


Sitio independiente de noticias miradas y recursos compartidos